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Huesos y articulaciones en invierno

¿Por qué aumentan los dolores musculares y articulares en época de frío?

Al exponernos a bajas temperaturas, el cuerpo pierde calor al entrar en contacto con el medio ambiente, por irradiación, y también como consecuencia del viento. Cuando esto ocurre, el hipotálamo recibe la información de los distintos tejidos y activa mecanismos de generación de calor como, por ejemplo, la contractura muscular involuntaria o escalofríos, que hace que se incremente el tono muscular y el consumo de energía. También se produce vasoconstricción, con el propósito de evitar que se pierda temperatura por la superficie corporal; se genera la piel de gallina, y aumenta el metabolismo celular.

 

¿Cuáles son las principales causas que generan este tipo de molestias?

Los dolores musculares y de articulaciones se provocan, principalmente, por adoptar malas posturas, tratando de evitar el frío, encogiendo los hombros y tomando una actitud encorvada y más rígida, por lo que duelen frecuentemente el cuello, hombros y la región dorsal. Como hay una mayor contractura muscular, las grandes y pequeñas articulaciones envueltas por los tendones de estos músculos y ligamentos, se sienten más tensas y con mayor dificultad para movilizarlas. También y al descender la presión atmosférica, se distiende el líquido sinovial, lo que hace que exista cierto aumento de volumen articular, que provoca un alza en las molestias. Si hay lesiones articulares o fracturas, los dolores son más intensos… En cuanto a los músculos, éstos pueden sufrir desgarros o distensiones, puesto que requieren mayor trabajo para lograr la temperatura adecuada y efectuar su función.

 

¿Qué medidas hay que tomar durante esta época para prevenir estas dolencias?

  • Mantener un ambiente cálido dentro de la habitación y preocuparse principalmente de los adultos mayores y niños pequeños, quienes no regulan muy bien la temperatura corporal, o no saben avisar si es que sienten frío.
  • Tener una buena hidratación, pues es fundamental para el metabolismo.
  • Usar ropa que permita conservar el calor, pero que no haga transpirar. Ojalá vestir en capas, para sortear cambios bruscos de temperatura.
  • Comer equilibradamente y no excederse con las grasas, ya que éstas infiltran y dañan la musculatura.
  • Oxigenarse bien, evitando el tabaco y los ambientes cerrados.
  • Realizar ejercicios suaves -por ejemplo, bicicleta estática- para conservar la movilidad de las articulaciones.

 

Cuida tus huesos
Para prevenir el dolor de huesos y articulaciones, pon en práctica los siguientes consejos:

  • Haz actividad física y ejercicios que promuevan la movilidad de tu cuerpo. ¡Recuerda empezar siempre con un precalentamiento!
  • Conserva una buena postura y descansa lo suficiente.
  • Toma sol 15 minutos diarios y con las debidas precauciones para que tu organismo produzca vitamina D.
  • No olvides que la alimentación también puede contribuir a conservar tu cuerpo caliente, reforzar tus huesos y lubricar tus articulaciones. Para ello, ingiere alimentos ricos en calcio, omega 3 y vitaminas C, D y E.
  • Si sientes alguna molestia en tu sistema músculo esquelético, prefiere los baños de tina o la aplicación de un guatero caliente para relajar la musculatura.

 

 

 

Para aliviar alguna contractura, usa un analgésico en spray como los que ofrece Laboratorios Prater, o calma la zona aplicando calor con alguna de las alternativas en guatero de Thermica.

 

 

*Jaime Marambio Monteverde es Médico Traumatólogo, especialista en artroscopia de cadera y rodilla de la Clínica Red Salud Providencia.

Instagram: DR_JAIME_MARAMBIO_TRAUMATOLOGIA

 

Calcio y vitamina D: Complemento perfecto

¿Sabías que la actividad física y la ingesta diaria de alimentos ricos en calcio y vitamina D permiten conservar tu esqueleto en perfecto estado? ¿O que el aporte de estos dos elementos puede protegerte contra el cáncer, la diabetes o un alza de presión arterial? Es que, por ejemplo, el calcio es el mineral con mayor presencia en el organismo y el cuarto componente a nivel corporal después del agua, las proteínas y las grasas, transformándose así en pieza fundamental del ciclo de vida humano, sobre todo en etapas como el embarazo, la lactancia, la infancia o la vejez. No por nada participa en el desarrollo de huesos y dientes, la coagulación de la sangre, la contracción y relajación muscular, la transmisión de los impulsos nerviosos, la regulación del ritmo cardíaco y la secreción de hormonas, entre otros.

“UN DÉFICIT DE VITAMINA D PUEDE PROVOCAR EN NIÑOS RAQUITISMO Y EN ADULTOS, OSTEOMALACIA Y OSTEOPOROSIS, LO QUE SE TRADUCE EN HUESOS DÉBILES Y CON ALTO RIESGO DE FRACTURAS. LA DOSIS PROFILÁCTICA RECOMENDADA ES DE 400 UNIDADES INTERNACIONALES EN MENORES Y 800 EN ADULTOS”, SEÑALA LA DOCTORA ÁVALOS.

 

Tal y como comenta Gabriela Pepay, Nutricionista del Centro Casa Nogal de Chicureo (www.casanogal.cl), “la gente en general desconoce que del total de calcio diario que consume, aproximadamente un 25% es absorbido por el organismo, por lo que para contar con los niveles requeridos debe fomentar la ingesta de vitamina D -sustancia imprescindible para fijar y metabolizar este mineral en el intestino-; promover la salud intestinal por medio del consumo de probióticos y estimular la actividad física”, agregando que “dependiendo de la edad cambian las necesidades de este componente, aunque dentro del ciclo vital la dosis máxima es de 1.300 mg y superior a los 2.000 mg, se corre el riesgo de presentar cálculos renales, desbalance de minerales o calcificación de arterias, entre otras patologías”. Y, ¿qué pasa si existe un déficit de calcio? La persona podría incrementar su probabilidad de sufrir osteoporosis en etapa senil, tener problemas dentales y de estructura ósea en general, sufrir de calambres musculares, insomnio, pérdida abundante de pelo o uñas quebradizas.

¿Dónde encontrarlo? Para ingerir balanceadamente este mineral, prefiere: – Productos lácteos, como queso, leche y yogurt. – Verduras de hojas verdes oscuras, como brócoli, acelga o espinacas. – Pescados con huesos blandos como jurel o sardinas. – Alimentos y bebidas fortificados con este mineral, como productos de soya, cereales, jugos de frutas y sustitutos de la leche. – Frutos secos como almendras, avellanas o semillas de sésamo. – Algas como nori o espirulina.

La mejor compañía Reconocida por garantizar la correcta mineralización ósea, la vitamina D es clave en la prevención de la osteoporosis. Además, y acorde a lo que señala Vivian Ávalos, Pediatra Broncopulmonar de la Universidad de Chile, “durante los últimos años se ha demostrado su participación en múltiples funciones del organismo, especialmente vinculadas con los sistemas inmune y cardiovascular”.

Por sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y neuroprotectoras permite conservar en alto las defensas, retardar el envejecimiento, regular los niveles de calcio y fósforo en la sangre y prevenir enfermedades como el cáncer, la depresión o la diabetes. Para conseguir la dosis adecuada de este micronutriente, exponte a diario a la luz solar e ingiere pescados azules -como el salmón y el atún-; yemas de huevo, champiñones, carne y productos lácteos ricos en grasa.

“PARA ASEGURAR LA CORRECTA ABSORCIÓN DE LA VITAMINA D, HAY QUE EXPONERSE A LOS RAYOS UV UN PROMEDIO DE 15 MINUTOS DIARIOS, SIN PROTECCIÓN SOLAR Y, OJALÁ, CON LOS BRAZOS Y PIERNAS AL DESCUBIERTO”, COMENTA LA NUTRICIONISTA. 

Vitamina C, úsala como quieras

SEGÚN EL NATIONAL INSTITUTES OF HEALTH DE ESTADOS UNIDOS, EL USO CONTINUO DE VITAMINA C SIRVE PARA PREVENIR Y AMINORAR LAS LÍNEAS DE EXPRESIÓN Y LAS ARRUGAS.

 

¿Sabías que la vitamina C o ácido ascórbico es uno de los ingredientes indispensables en tu alimentación y rutina de belleza diaria? Reconocido por sus efectos antioxidantes, es utilizado por el organismo para reparar y conservar en buen estado los tejidos celulares, siendo esencial para el fortalecimiento del sistema inmunitario, la absorción del hierro y la producción de colágeno, última sustancia que mantiene la piel joven, flexible y tersa.

Es que esta vitamina hidrosoluble es un verdadero agente protector contra el daño que provocan los radicales libres, ralentizando el envejecimiento y promoviendo la cicatrización. Por algo es usado como principio activo en cremas y sueros dermocosméticos, ya que además inhibe la generación de melanina, reduciendo la aparición de manchas oscuras, y posee propiedades antiinflamatorias para aminorar los efectos del acné o la rosácea. Y no sólo eso, este antioxidante maximiza la función de barrera cutánea, contrarresta las consecuencias de la polución ambiental o los rayos UV, y es indicado como exfoliante natural al momento de eliminar las células muertas de la piel.

Si de pelo y manos se trata, esta sustancia es perfecta para estimular el folículo capilar o lucir uñas sanas e impecables.

Fuente de energía y salud

Pero la vitamina C también aporta a la hora de levantar el ánimo o prevenir ciertas patologías. Tal y como señala un estudio de la Clínica Mayo de Estados Unidos, “aquellas personas que presentan deficiencia de este componente en el organismo, a menudo se sienten más fatigadas o deprimidas”, por lo que sugiere la ingesta de frutas y verduras ricas en este antioxidante, con el propósito de elevar la energía y disminuir el estrés, ya que su consumo baja el nivel de cortisol en la sangre y promueve la formación de mielina en las neuronas, favoreciendo la memoria.

 

Otros beneficios de esta vitamina

Repara cartílagos, huesos y dientes.
Previene enfermedades degenerativas como Alzheimer, arterioesclerosis o cáncer.
 Reduce las probabilidades de afecciones cardíacas al disminuir el colesterol y evitar que la grasa se adhiera a los vasos sanguíneos.

 

 

Encuéntrala fácilmente

Para aprovechar las propiedades de este nutriente, aliméntate como corresponde. Tal y como señala Jésica Quintero, *Nutricionista con Postítulo en Nutrición Pediátrica y Alergias Alimentarias en el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, “El cuerpo humano no presenta reservas de esta vitamina ni tampoco es capaz de sintetizarla, por lo que es fundamental su consumo. Este antioxidante se da en abundancia en frutas como kiwi, melón, frutillas o cítricos, en tomates y verduras como brócolis o pimientos y basta con consumir 2 a 3 porciones de estas frutas y verduras frescas para suplir sus necesidades diarias”.

 

ACORDE A LA FUNDACIÓN ESPAÑOLA DEL CORAZÓN, UNA DIETA RICA EN FRUTAS Y VERDURAS QUE CONTENGAN VITAMINA C, AYUDA A CONTROLAR LA PRESIÓN ARTERIAL.